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    La capacidad del oído para recibir información acústica depende de su capacidad para discriminar pequeñas diferencias en el estímulo acústico.
La discriminación puede ser en nivel de presión sonora, frecuencia o en claves temporales.
 
 
Sensibilidad a cambios pequeños en el nivel de presión sonora:

   
Los cambios pequeños en el nivel de presión sonora son percibidos en el oído fundamentalmente, como diferencias en sonoridad, aunque pueden estar acompañados de cambios secundarios en el tono aparente y en la calidad del sonido.
A niveles de presión sonora más altos son detectables los cambios menores de nivel. Para niveles de presión sonora de unos 60 dB o más por encima del umbral, puede detectarse un cambio de tan solo 0,5 dB o menor.
Para ruido de banda critica, la mínima diferencia detectable en el nivel de presión sonora es mayor (la discriminación es peor). La mínima diferencia perceptible aumenta a medida que decrece la anchura de banda.
La mínima diferencia perceptible en nivel de presión sonora depende también de la duración de la señal. Se reduce a medida que la duración aumenta hasta una crítica de aproximadamente 0,1 seg.
 
 
Sensibilidad a pequeñas diferencias en frecuencia:

   
El mínimo cambio detectable en la frecuencia de un tono puro depende de su frecuencia, de su nivel por encima del umbral y de su duración.
Los cambios de frecuencia se perciben mejor a 40 dB o más por encima del umbral y a bajas frecuencias. Los cambios pequeños de entre 1 y 3 Hz se detectan a frecuencias por debajo de 1000 Hz.
La mínima diferencia detectable en frecuencia varía de acuerdo con la duración de la señal. En coordenadas logarítmicas, se hace menor a medida que la duración aumenta de una forma aproximadamente lineal.
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