El ruido es un agente intrínseco al desarrollo de la actividad, ésta lo genera y produce, por lo que el ruido no es algo que se pueda eliminar de raíz ya que podría afectar al crecimiento de la actividad y por ello al desarrollo económico, tecnológico y social.
Históricamente el ruido no ha sido tenido demasiado en cuenta a la hora de evaluar el ambiente de desarrollo de la vida cotidiana por parte de la ciudadanía, pero esto está cambiando, y con ello ha surgido la necesidad de crear una legislación que fomente y asegure niveles de ruido adecuados en los que desenvolverse, controlando las fuentes ruidosas, pero teniendo en cuenta la necesidad de reación del ruido por parte de la propia actividad. Esta filosofía engloba el término de desarrollo Sostenible.
En el año 2002 surgió la actual legislación Europea en materia de ruido, tras haber seguido un largo proceso desde la creación del Libro Verde UE. La Directiva CE/49/2002 establece tres premisas principales:
Esta normativa ha sido traspuesta al marco legal Nacional Español, por medio de la Ley del ruido, 37/2003 y los decretos que la desarrollan y se encuentran actualmente en proceso de creación las diferentes legislaciones tanto autonómicas cono municipales que garanticen la aplicación de los criterios normativos en este ámbito.